El impacto ya se puede sentir en diversos sectores, incluyendo la educación.

Desde el lanzamiento de nuevas tecnologías, reveladas a finales del año pasado, ha habido un salto significativo en el campo de la inteligencia artificial, lo que nos permite vislumbrar cuánto pueden impactar estas herramientas no solo en nuestro presente, sino también en nuestro futuro. Un ejemplo de ello son los chatbots, cuyo potencial es prometedor en diversas áreas. Sin embargo, surgen cuestionamientos y cierta aprehensión entre los profesionales de varias áreas. Después de todo, ¿ya se puede determinar si la Inteligencia Artificial es nuestra enemiga o aliada?

Indudablemente, las nuevas generaciones de inteligencias artificiales presentan desafíos éticos, pero también pueden representar el inicio de grandes cambios. Según un artículo publicado en el periódico Estadão, en el campo de la salud, por ejemplo, ya podemos percibir avances significativos. El uso de IA en especialidades como radiología, que trabajan con el reconocimiento de imágenes, ha registrado progresos importantes.

El chatbot «inteligente» desarrollado por OpenAI puede ayudar en la comunicación sobre efectos secundarios y uso de medicamentos, además de proporcionar orientación básica de salud y responder a preguntas previas a los exámenes. En otras palabras, se convierte en una unidad de interacción básica con el paciente.

Además, los médicos han buscado su ayuda para comunicarse de manera más empática al dar noticias difíciles sobre el estado de los pacientes a sus familiares. Solicitan a ChatGPT que elabore textos sensibles y compasivos para este propósito.

En el ámbito educativo, algunos profesores están repensando sus estrategias de enseñanza y realizando cambios que incluyen un aumento en los exámenes orales, trabajos en grupo y trabajos escritos a mano en lugar de digitados. La evaluación general del cuerpo docente es que «no hay forma de nadar contra la corriente» y que es mejor tener a ChatGPT como aliado que como enemigo. Se cree, por lo tanto, que si se utiliza de manera adecuada, la herramienta puede optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje, minimizando los impactos negativos.

Para tener una idea, con su increíble capacidad de respuesta, la inteligencia artificial ha demostrado incluso ser una buena estudiante y «ha aprobado» exámenes como el Master en Administración de Empresas (MBA) de la Universidad de Wharton, el Examen de Abogacía (MBE) y el Examen de Licencia Médica de Estados Unidos (USMLE). Incluso ha demostrado su potencial en el Examen Nacional de Educación Media (ENEM). Sin embargo, en asignaturas que involucran cuestiones humanas, ChatGPT tiende a cometer errores cuando la respuesta depende de una comprensión más amplia del contexto más allá de lo que se expresa explícitamente en el enunciado.

«Aunque la tecnología es desarrollada por humanos, presenta limitaciones que el propio ChatGPT reconoce. Es importante destacar que el sistema ocasionalmente puede generar información incorrecta, engañosa o incluso contenido ofensivo y sesgado», advierte Giulianna Carbonari Menghello, especialista en nuevas tecnologías de enseñanza a distancia y presidenta de MUST University.

Es importante recordar que ChatGPT no tiene acceso a Internet, lo que significa que no puede proporcionar información sobre eventos actuales. Su base de conocimientos tiene una fecha límite que corresponde a 2021. Ante estas limitaciones, es crucial que los educadores ejerzan curaduría e investigación al utilizar ChatGPT como recurso.

Según Giulianna, el gran riesgo es que las personas confíen ciegamente en las respuestas proporcionadas por el sistema. Es necesario investigar y confirmar la información presentada. De esta manera, podemos aprovechar al máximo el potencial de la inteligencia artificial para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, garantizando la calidad y precisión de la información transmitida. «La colaboración y el intercambio son el futuro de la educación conectada», enfatiza la presidenta de MUST University.

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